“La razón, la verdad y la honestidad por encima de todo”. Esta frase ha sido mi guÃa y uno de los principios que han marcado la mayor parte de mi vida.
Mi nombre es Juan José Ramos, tengo 36 años y soy la mente detrás de Primordial ID. Radico en la ciudad de León, Guanajuato, México, y soy graduado en IngenierÃa en Computación, TSU en Mecatrónica y, en los últimos años, me he dedicado de forma autodidacta a estudiar estrategias de marketing, negocios, derecho y decenas de otras disciplinas por hobby (psicologÃa, historia, ciencia, biologÃa, reforestación, entre otras).
Escolar y profesionalmente, el camino no ha sido sencillo. De niño fui diagnosticado con dislexia, lo cual me ha complicado la vida, ya que siempre he tenido que esforzarme el triple que la mayorÃa. No he logrado aprender una segunda lengua, no soy hábil en programación, no he podido superar los malos hábitos ortográficos que adquirà en la infancia y, muchas veces, no me nace socializar. Ya como adulto, también se me diagnosticó Asperger y un CI por encima de la media, lo que explica muchas cosas de mi vida. Por otro lado, parte de mi infancia se vio marcada por un encuentro familiar con el crimen organizado que casi le costó la vida a mi padre y dejó una cicatriz psicológica en todos.
Mi primer empleo, al concluir la carrera, fue en una empresa desarrolladora de software cuyo principal cliente era el Poder Judicial (PJ). Durante este tiempo aprendà sobre aspectos legales y me desarrollé como tester, destacando en la detección oportuna de problemas ocasionados por los clientes en las plataformas.
En ese mismo periodo, debido a mis conocimientos en mecatrónica, se me encargó la planeación e investigación tecnológica para mejorar la eficiencia de las bodegas de evidencias del Poder Judicial de Aguascalientes, seleccionando como mejor alternativa el uso de tecnologÃa RFID. Lamentablemente, no se autorizó el presupuesto y no se implementó.
En otro proyecto con el Poder Judicial se planteó el diseño de una app con botón de pánico. Aunque no participé directamente, detecté un problema estratégico: el tiempo de reacción de la persona en peligro. Una persona bajo amenaza difÃcilmente alcanzarÃa a activar el botón en el teléfono. Mi propuesta fue una pulsera que, al ser desensamblada por un jalón brusco, activara el botón de pánico vÃa bluetooth. Esta idea ofrecÃa ventajas claras, pues en un ataque sorpresivo podÃa activarse incluso en el forcejeo. Sin embargo, una vez más, el proyecto no se llevó a cabo.
Tiempo después, la empresa enfrentó complicaciones económicas y la mayorÃa migramos. Ingresé como tester en otra empresa de desarrollo de software que tenÃa como cliente a HDI. Durante mi corta estancia noté cómo se ocultaba información al cliente y se priorizaba el volumen y la velocidad sobre la calidad. Mi jefe directo, aunque en un inicio parecÃa agradable, pasaba gran parte del tiempo en el celular sin revisar la información a fondo. Elogiaba el trabajo rápido de los becarios, que no tenÃan relación con sistemas, pero al revisar sus entregas descubrà que simplemente habÃan copiado y pegado la misma información dos mil veces. Le hice ver esta situación de la mejor manera posible, y me asignó a capacitarlos. Sospecho que vio mi proactividad como una amenaza a su puesto, ya que pronto me trasladó a un proyecto detenido y posteriormente fui despedido de forma injustificada. Poco después llegó la pandemia de Covid-19 y, con ella, nuevas dificultades profesionales, psicológicas y económicas que aún persisten.
Decidà emprender como artesano y analista de riesgos para micronegocios y freelancers. Asistà a talleres de emprendimiento y cursos de negocios creativos, porque no querÃa fallar como en proyectos colaborativos y propios que nunca despegaron. En ese proceso consideré crear un marketplace de productos nacionales exclusivos, con la diferencia de permitir ventas mediante dropshipping para competir con tiendas digitales chinas. Sin embargo, me encontré con un problema mayor: la confianza.
México, lamentablemente, es un paÃs marcado por la desconfianza debido al crimen. Para que mi marketplace funcionara, primero debÃa garantizar seguridad a compradores y comerciantes. A mi experiencia negativa se sumó una pseudo-incubadora española que, además de hacerme perder tiempo y dinero, incumplió con los servicios prometidos. Su personal mostraba inexperiencia y arrogancia, salvo una persona en el área de calidad —a quien ya no volvà a contactar, posiblemente porque fue despedida o renunció—. Este hecho me motivó a deslindarme de ese nefasto negocio. Fue entonces cuando surgió la primera visión de Primordial ID.
No entraré en detalles, solo diré que enfrenté limitaciones técnicas en el diseño inicial de Primordial ID y tuve que suspender el proyecto. Pero con la llegada de la Inteligencia Artificial, esos retos ya tienen solución y ahora es posible avanzar.
Imaginé el peor escenario: alguien privado de la libertad, coaccionado para usar el reconocimiento facial de mi app y transferir su patrimonio por una aplicación bancaria. Hoy ese enorme reto tiene solución: escaneo ambiental y acciones secretas personalizadas. Imagina que tu dispositivo detecta, por tu comportamiento, que estás siendo coaccionado y tu vida peligra, asà que envÃa automáticamente una señal de auxilio a la policÃa y a tus familiares, incluso identificando rostros y voces de los criminales cercanos.
Si este escenario era un desafÃo, ahora la protección contra fraudes digitales será mucho más sencilla. Estoy dando los primeros pasos hacia un mundo donde los individuos sin escrúpulos ya no tengan cabida, y este es solo el primero de cinco pasos para cambiar el mundo como lo conocemos.
Ahora que sabes qué tipo de sujeto soy, espero ganarme tu confianza y que compartas mi proyecto para que juntos cambiemos el mundo.
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